Año 2012. Géiser del Tatio, Atacama, Chile.
Día 3.
Pugnar en el avance.
Seguir todavía.
Más lejos, más alto.
Sin frío, sin hambre.
El pulso guía.
Continuar aún, falta.
Rompe el día al llegar.
Lo más alto, lo más lejos.
Se acabó la distancia.
Estamos, no hay más allá.
El entorno se confunde.
Lo otro nos envuelve.
Respirar sulfuroso.
Atisbo cavernario.
Erupciones.
Surge la sospecha,
inevitable.
Tal vez solo allí
nos es dado ver,
y el resto, nuestro todo,
sea apenas
una niebla
de certezas.