Año 1998. Los Ángeles, Estados Unidos.
Barras rigurosas, palmeras jalonadas.
Estrellas ondean con destino de baldosa.
Barras y estrellas, certeza de silogismo.
Insignia indiferente a todo estallido.
Comercia la distancia de su azote.
Usina de modales talle único.
Bajo el mástil, clausura de asfalto.
Fluye la vida en ocho prolijos carriles.
Y al final de la carretera aguarda,
un firme peaje con bandera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario