Año 2010. Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina.
Penumbras tiñen el aire claro de la tarde.
La tímida noche hurta una dimensión,
surgen contornos donde había volumen.
Recorte ecuestre de su figura incontenible,
San Martín, estoica pasión de desacato.
Prez sin alcurnia, honor desde el barro,
talento para desbrozar en torno al rival.
Luchó por la España subversiva.
Cruzó los Andes con su bandera.
Organizó a indios en pelotas.
Lo traicionó la angurria de siempre.
De viejo, retó a duelo a Rivadavia.
Más viejo aún, ofreció su brazo soberano.
Jamás el bronce retendrá la osadía
de nuestro general en perpetuo combate
por una patria veraz, justa y mestiza.
Qué manera de modificar mi mirada sobre un monumento!. Con tus palabras logras que esa estatua transmita la verdadera dimensión de lo que fue San Martín, y abrís también la mirada a hechos de la historia que han sido silenciados.Liliana
ResponderEliminarMuchos, como él, son quienes debieran despertar nuestra admiración por una entrega a toda prueba; sin embargo, no son tantos, como él, los que han logrado sustraerse a la ficción manipuladora de los cipayos; e incluso ante San Martín surge la necesidad de justipreciar su envergadura más allá de la figura edulcorada que nos venden.
EliminarBuenisimoooo!!! Un verdadero acto patriótico rescatar a los patriotas!!
ResponderEliminar