Año 2012. São Miguel das Missões, Brasil.
Existen selvas densas hasta la oscuridad,
tesoros sepultados en el olvido,
negligentes extravíos de prodigios.
Pero existen también sus opuestos.
Maravillas a cielo abierto y campo llano,
portentos de virilidad sin tapujos,
vestigios expuestos de fulgores hercúleos.
Y a pesar de su descarada presencia,
ciertos sitios parecieran acarrear,
por los siglos de los siglos,
un sortilegio de odio e indiferencia.
Ruinas impresionantes. Y a pesar de su magnificiencia han queda solas.
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