Lago Nonthué, Parque Nacional Lanín, Neuquén, Argentina

Año 2009. Lago Nonthué, Parque Nacional Lanín, Neuquén, Argentina.

Encontrar un lugar. Longitud y latitud.

Ruta de ripio, badenes y trocha exigua.

Se llega sin sospecha y es el sitio quien nos elije.

Anfitrión: recibe, acomoda e invita.

Dispone la zona de transacción.

Ofrece un voto, reclama un tributo.

El convidado, seducido, acepta. Se deja, se abandona.

Durante un instante lo comparten todo.

Y en el transcurrir de ese soplo, el trueque se cimenta.

Magia de intercambio, enroque vital.

Biel, Suiza

Año 1995. Biel, Suiza.

Actitud hacia lo inamovible. Pulcro perfil. Nervio regulado.

Peso y contrapeso en las formas. Música de cámara escapando por las rendijas.

Heladeras timbradas en la vereda, con pasaporte de reciclado.

Cabinas telefónicas de luz violeta, a prueba de adictos.

Muchas opciones, todas en su manual (guay de ti si no hallas la tuya listada).

Y allí, en esa Suiza, nuestros días se regodeaban de cortejo.

Transcurrían entre leves roces y perspicaces miradas.

Se vestían en la voluptuosidad del despertar al otro.

Vivíamos el entorno como quimera de ensueño.

Qué más da si el arroyo fue planeado, si la mascota es de catálogo o si los árboles crecen a reglamento. 
Qué más da si el reflejo es riguroso, la brisa obligatoria o si los molinos tienen motor.

Qué más da nada, si te tengo a mi lado y me permites aferrarme a ti.

Selva Amazónica, Perú

Año 1998. Selva Amazónica, Perú.

Distancia medida en horas de bote.

Avance a remo y machete.

Dormir colgado de un árbol a prudente distancia del suelo.

Transitar la humedad vegetal. Caminar a la par de la hormiga. Retozar entre caimanes.

Lo ínfimo amenaza, lo desmedido protege.

Emerger infantil, carente de lenguaje.

Hipnótico magnetismo de los elementos.

Contemplar la honradez primera.

Ser la intemperie.

Inquietud en un lento remontar hacia el inicio de la cadena.

Península Valdés, Chubut, Argentina

Año 2011. Playa Pardelas, Puerto Pirámides, Península Valdés, Chubut, Argentina.

Corrección absoluta en las formas del veraneante:

pala para el castillo, estera de descanso, bronceador y merienda.

Arena y agua salada. Escena de vacación familiar.

Y sin embargo, el decorado no coincide, por abrupto.

Playa patagónica de azul medular. Añil despótico.

Sombra extirpada. Bañistas inhóspitos.

Orilla huidiza. Rocas y mejillones intermitentes.

El vacío de estepa abriga cual multitud.

La tarde cae sin apuro y al mate llega un pingüino.

Tolhuin, Tierra del Fuego, Argentina

Año 2010. Tolhuin, Tierra del Fuego, Argentina.

El resto del mundo, la existencia misma, se propuso combinar con ese perro y ese gato.

Composé animal. Tonos policromos severamente dictados por canes y felinos.

Equilibrio y proporción. La calma del músculo, la prestancia de la curva.

Trazo libre de artificio. Todo intérprete, abunda.

Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Año 2009. Parque de los niños, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Tiempo de ser padre.

Movimiento constante, en la velocidad y en la quietud.

Ruido de la alegría, del llanto, de la unión y del enojo.

Música y festejo, silencio y reproche en un grano de tiempo compartido.

El arrebato del día contra la sabiduría del transcurrir.

Tener lo imposible en lo cotidiano, de tan cercano invisible.

Arrobarse con solo dar un paso y contemplar el cuadro.

Procedimiento donde se troca lo uno por lo infinito.

Abismarse.

Seguir a oscuras pero de la mano.

Un fin, el único fin. Sólo continuar.

Fez, Marruecos

Año 2001. Fez, Marruecos.

Pánico. Brújula enloquecida en un mar magnético.

Desamparo de abeja en colmena ajena.

Analfabeto elemental.

Por dónde caminar, a quién mirar, cómo preguntar.

Códigos extraviados.

Y en un momento, el silencio del buceo luego de la zambullida.

La química del cuerpo se adapta al nuevo entorno.

Los ojos aprecian, las voces transmiten, aparece el movimiento.

Y entonces sí, llegamos al norte de África.

Deleite de refinamiento por descubrir.

Aventura de los sentidos. Desafío a la ignorancia.

Saldungaray, Buenos Aires, Argentina

Año 2011. Cementerio de Saldungaray, Buenos Aires, Argentina.

Entrada imponente o regio portal de salida.

Fuerza respeto, no temor.

Rodeado de nada. Plantado en la pampa.

Error en el paisaje. Anomalía en la chatura.

Arrojo sosegado del diseño. Escala sin contexto. Sueño de distinción.

Salamone construyó sesenta edificios públicos en cuatro años.

París, Francia

Año 2002. Sacre Coeur, Montmartre, París, Francia.

Centro neurálgico de la mitad de mi vida.

Mi abuelo contándome los mejores años de la suya.

Caminar al azar.

Sentarse a tomar un vino.

Elegir una mesa en la vereda, a unos pasos de una calle con escalera.

Presentir que esa elección no fue del todo propia.

Tener algo dentro que se regodea en el placer de saber que llegamos juntos hasta allí.

Levantar la copa y brindar por quienes vinieron antes,

por quienes nos legaron el mapa que necesitamos seguir hasta encontrar nuestra senda.

Veracruz, México

Año 1998. San Juan de Ullúa, Veracruz, México.

Fuerte bravo.

Ladrillos con estampa marina.

Celdas subterráneas de agua hasta la rodilla.

Aquí, en 1519, desembarcó Cortés.

Sentir la bisagra en el destino de un continente.

Cinco siglos después, la fortaleza continúa rodeada.

Ayer por las promesas de riquezas atisbadas desde un barco.

Hoy por buques prestos a zarpar,
cargados tanto con las promesas como con las riquezas.

Ostende, Buenos Aires, Argentina

Año 2011. Ostende, Buenos Aires, Argentina.

Playa desierta en la última tenue luz de la tarde.

Acostados sobre un médano de arena aún tibia, esperamos la noche.

La brisa llega fresca. Sólo nos abrigan nuestros hombros y muslos.

Por sorpresa, el rumor de las olas se quiebra ante el rugir de un motor.

Un haz de luz penetra la penumbra, por un segundo un fogonazo nos ilumina.

Surco de neumáticos. Estela de reflectores.

Pasa el estruendo. Somos sombra otra vez.

Retomamos la invisibilidad clandestina de nuestro trato con el mar.

La Paz, Bolivia

Año 1998. La Paz, Bolivia.

Ser distinto. Mirar como extrañado. Venir de lejos y jugar al antropólogo.

Ser mejor. Valer más. Cuestión de formación, de raíces.

Bagaje pesado. Bagaje corrosivo. Bagaje nauseabundo.

Inoculado subcutáneamente, hasta extirpar la duda.

Presentado desde el pedestal de lo dado, incuestionable porque no admite cuestión.

Bajarse del tacho de humo. Contrastar historia con historia. Despertar a la hermandad del paria.

Caminar entre otros que son el exacto reflejo de lo que uno es de otra manera.

Playa Unión, Chubut, Argentina

Año 2011. Playa Unión, Chubut, Argentina.

Salimos de Madryn con rumbo sur.
Gaiman nos expulsó, en su siesta desolada.
De Trelew huimos, arrabal de bolsas llevadas por el viento.
Una súbita lluvia nos corrió de Rawson.
El camino terminaba en Playa Unión y allí terminamos nosotros.
Niebla espesa. Mar revuelto. Llovizna.
Hilera de chalets intocados por más de medio siglo.
Veraneantes hechizados en su indiferencia frente al clima.
Chicos, chicas, familias: todos circulaban colmando la rambla.
Un balneario patagónico.

El Tarter, Andorra

Año 2001. El Tarter, Andorra.

Dos kilómetros diarios de ruta nevada. Otros dos de vuelta.

Ir y venir a oscuras, siempre atento a la pala que limpia el camino.

Entrar a las seis para el desayuno, terminar pasadas las once con la cena.

Espiral difuso de días, cuentas de un collar que se pierde en la lejanía.

El deber mortuorio de sentirse afortunado porque allá lejos, en casa, todo se quema.

Praga, República Checa

Año 1995. Ciudad Vieja, Praga, República Checa.

Llegamos en tren, de noche. Tarde.

Desde la estación, caminamos bajo la luz amarilla de los faroles.

Las fachadas, entre calles estrechas, se confundían en su aplomada elegancia.

Una y otra esquina descubrían nuevas sombras.

Señoriales puertas de madera pesada, rejas negras en forma de escudos.

Letras del este para calles impronunciables.

Un último giro, cae el telón. La ciudad es de pronto luz: Národní Muzeum, plaza Wenceslao.

Desde allí, embriaguez perceptiva. Noche preclara en su nitidez.

El ensueño nos lleva hasta la plaza de la Ciudad Vieja y la iglesia Tyn.

Cómo despertar.

Siena, Italia

Año 1995. Siena, Italia.

Catedral. Tarde italiana.

Turistas de verano. Desde el gótico pasaron las modas.

Tonos cargados en un recorte arbitrario.

Puertas de ornamento. Escaleras de juventud. 

Lago Paimún, Parque Nacional Lanín, Neuquén, Argentina

Año 2009. Lago Paimún, Parque Nacional Lanín, Neuquén, Argentina.

Sol de cordillera.

Dimensiones extrañas a lo cotidiano.

Espacio que no sabe de estrecheces.

Aire de refinado respirar, destilado por rocas frías.

Tiempo distraído, negligente en su avance.

Ganas de hablar.

Vino tinto.

Fuego, sola fuente de energía.

Cada cosa ocupa el centro.

La serie de los días pareciera tener un sentido cuando se la aprecia con la espalda sobre el pasto y la vista en el azul nítido del cielo.

Delta del Tigre, Buenos Aires, Argentina

Año 2009. Delta del Tigre, Buenos Aires, Argentina.
A la vuelta de la esquina –sin ochava, vereda ni cordón–, el otoño encontró los colores de esa casa.

El Sosneado, Mendoza, Argentina

Año 2010. El Sosneado, Mendoza, Argentina.

Ruinas de un hotel. “Las mejores aguas radioactivas y sulfurosas”, decía su eslogan.

Inaugurado en 1938, abandonado al silencio en 1953; nadie sabe bien por qué.

Grandes salones, pasillos y habitaciones, majestuosas cocinas. Lujo despiadado.

Hoy perdura, de a retazos, el hormigón.

A la luz nubosa del amanecer, imbuido en la parsimonia del paisaje, pasa un arriero seguido por un perro. Todos duermen, el perro no ladra.