Año 2001. Fez, Marruecos.
Pánico. Brújula enloquecida en un mar magnético.
Desamparo de abeja en colmena ajena.
Analfabeto elemental.
Por dónde caminar, a quién mirar, cómo preguntar.
Códigos extraviados.
Y en un momento, el silencio del buceo luego de la zambullida.
La química del cuerpo se adapta al nuevo entorno.
Los ojos aprecian, las voces transmiten, aparece el movimiento.
Y entonces sí, llegamos al norte de África.
Deleite de refinamiento por descubrir.
Aventura de los sentidos. Desafío a la
ignorancia.
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