martes, 24 de julio de 2012

Santorini, Grecia




























Año 1995. Santorini, Grecia.
Desde el ferry, cimas nevadas en medio de la aridez.
Al acercarse, el blanco transmuta en barrios suspendidos,
casas y casas encaramadas a laderas imposibles,
moradas de resplandor argentino y ventanas de gloria,
terrazas abismales para asomarse al mar del tiempo.
Arribamos custodiados por un cielo de azul ortodoxo y
un sol rotundo de los que no admiten segundas opiniones.
Encontramos una pensión de ensueño, rodeada de horizonte.
La isla parecía abandonada, solitarias cúpulas celestes
en calles con aroma a sal, custodiaban playas de lúgubre arena.
Deambulamos solos por escaleras y pasajes de cornisa.
A cada paso, un hechizo de efluvio mediterráneo nos invadía,
íbamos internándonos dentro de un mutante calidoscopio en ralentí.
Invisibles cenizas, restos sin cuerpo de barcas, marinos y doncellas
se arremolinaban a nuestro alrededor, danzaban en trance,
empujándonos, hasta que al fin caímos al otro lado de la postal.


5 comentarios:

  1. El Egeo no puede ser otra cosa que algo mítico. Todo en ese mar se condensa.

    Fabulosas fotos, apolíneo relato!!!!

    Sol

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  2. Azul,azul, el maravilloso azul de Grecia, que como si fuese poco sus habitantes también ponen en sus casas.Liliana

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  3. Lugar y fotos de ensueño.
    Lo mejor es la propuesta de caer del otro lado de la postal.

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  4. Aqui vivire algun dia, algun tiempo....
    Del otro lado de la postal espero!!

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