Año 1998. Cachi, Salta, Argentina.
Cuando rige la plenitud del desamparo
y la belleza es una difusa alusión.
Cuando el sueño es el del ebrio
y el canto el de un ave aturdida.
Cuando todo lo sólido salta por el aire
y se quiebra en hilarante maquillaje.
Cuando no queda nada por contar.
Cuando sólo se escucha la caída.
Es entonces que el más nimio soporte
se transforma en ancla salvadora:
La mano, inmensa fuerza para contener.
El aliento, vida más allá de un espejo empañado.
La mirada, herramienta que une voluntades.
Y así, por ladrillo, se levanta una pared.
Me encanto, la foto y el relato.
ResponderEliminarMe gusta mucho esta foto. Dice un montón. Troncos verticales, inclinados, chorreaduras, todo lleva la mirada hacia el centro: la grieta en la pared. Y el poema, creo, se instala y le da voz a esa fisura.
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